"Quentiño como un roxón", Cántas veces non escoitei esta expresión na miña nenez e cántas non asociaba o dito ca calor que desprenden os roxóns cando se están elaborando. Este proceso, que leva varias horas de constante supervisión, remexido, extracción de graxa....ten un resultado final moi diferente ao qué son cando se comeza, partindo de distintas graxas sólidas do porco que se van retirando das partes que logo se lles darán outro uso. Teño a sorte de que me agasallan tódolos anos cunha potada de roxóns para que eu os prepare ao meu xeito. Lembro a figura de meu pai, diante da cociña de leña, facéndoos durante horas, atendendo ao lume e mais aos roxóns que el preparaba tan ben que non lles quedaba nada de graxa e desprendían un aroma ben diferente ao que tiñan cando se poñía a pota ao lume. Dél aprendín, non so a preparalos senón tamén unha receita que se facía moito onde el nacera, na montaña e que irei deixando aquí paso a paso para que se conserve e para que quenes queiran probala, se animen.
Primeiro direi cómo preparaba meu pai os roxóns. Poñía unha pouca auga con sal no fondo da pota e logo os roxóns. Facíanse sobre a cociña económica de leña coas arandelas postas para que a calor non fora moi intensa e os queimase por baixo. Tiñan que remexerse moi a miudo. Chegado un momento, adquirían velocidade e calor e aquela mesma graxa ía cociñándoos e reducindo o seu volume. Cando a graxa collía unha cor transparente, estaban xa collendo a textura de roxóns. Había que seguir e seguir e ir retirando aquela graxa para un recipiente e preméndoos para que a soltasen toda. A cor cambiaba xa a dourado, marrón e o característico bo cheiro estendíase pola cociña. Eu ainda os aplasto mais para que solten toda aquela graxa e deixoos escurrir nun colador grande cunha pesa daquelas de dous kilos enriba dun platiño que os cubre. Á mañá seguinte están dunha peza e con forma de queixo. Logo, para conservalos, envasoos ao valeiro en trozos pequenos para poder ser consumidos dunha vez na receita que agora explicarei.
Coa graxa farei xabón mais adiante, por eso a gardo nunhas garrafas de plástico. Esta pode usarse en receitas para polvoróns ou mesmo nos asados de outras carnes mais secas.
Roxóns con mazáns
Unha porción de roxóns según comensais. Cebola. Duas mazáns tipo golden. Pizca de sal. Azucar para espolvorear por enriba.
Corto os roxóns en lonchiñas miúdas e póñoos nun cazo que teña o fondo antiaderente. Xa eles van soltando algo de graxa pero se estivesen moi secos, compre poñer un pouco de aceite no recipiente antes de engadilos. Logo que van derreténdose, ponse a cebola (non moita) picadiña para que sexa invisible (por se a alguén non lle gustara), e déixase que se faga remexendo con frecuencia. Logo engádense as mazáns peladas e picadas. Esto vaise fundindo case como unha compota. Mentras, bátese un ovo grande, engádese algo de auga e fariña (tamén vale miga de pan), e faise unha masa como para chulas. Vótase aos roxóns coa mazá e agora sí que hai que estar sempre remecendo ata que esa masa vaia tomando cor tostado e se vexa que está cociñada. A min gústame moi feita, cando a cor é marrón. Logo sírvese con patacas cocidas e aos roxóns pónselles azúcar por enriba. Fai moi boa mezcla comer o doce co salgado. Que aproveite!
Valoro moito este Blog, as túas lerias, por esa forma pausada e cercana de mirar as pequenas cousas, nas que aniña a felicidade de cada día. Neste caso, unha receita case familiar, que teu pai aprendeu e ca que ti nos agasallas, mestura de doce e salgado, con roxóns, no meu caso téñoos caseiros, e mazás, creo que probaremos cas da aldea, aínda se gardan ben. Contarémosche como nos foi, será divertido, unha comida diferente. Sen máis por hoxe, que pases umha boa finde, apertas!
ResponderEliminarPela discrição parecem-me ser aquilo que em Portugal chamamos torresmos, e que eu muito aprecio, embora como raríssimas vezes, porque evito ao máximo as carnes.
ResponderEliminarUm abraço e bom Domingo
¡Qué añoranza provocan los momentos vividos en nuestra niñez! Todos aquellos platos elaborados que se hacían solo en los días de fiesta, los olores y los sabores nos condicionan para toda la vida.
ResponderEliminarHe ido leyendo despacio, con la mayor atención posible, todas tus explicaciones y la receta y me ha gustado, de un modo especia, el hecho de que se usen manzanas. Esto me ha dado una idea y tengo un asado de solomillo de cerdo adobado que ya está hecho y al que estoy pensando añadir manzanas reineta. Hoy vienen mis hijos a comer y espero que les guste. Con todo listo, he dispuesto de unos minutos porque quería visitar tu blog para recrearme en la lectura de los temas que tú nos ofreces. Ha sido una sorpresa y como yo soy una persona que primero hace las cosas y luego, las piensa: allá voy a la cocina, Ya te contaré como ha ido el invento porque ya le he puesto orejones a ese asado.
¡Hasta luego!
El invento de las manzanas asadas en la salsa -hay que tener en cuenta que eran reinetas lo que les da un peculiar sabor ácido- para mí ha sido un placer. Los orejones también se prestan. Solo mi nieto Diego -tiene trece años- no ha querido probar las frutas pero se ha comido entusiasmado la carne diciendo que era riquísimo el saber de la salsa -callé pero una parte de ese sabor especial estaba en lo que habían aportado los orejones y las manzanas-. Creo que ya está bien y que ahora debo continuar el comentario interrumpido al salir disparada hacia la cocina.
ResponderEliminarTu receta guarda todo el sabor de la cocina tradicional, hecha con toda la paciencia del mundo, esperando que la comida alcance ese punto especial, que la hace única en cada casa. Es un lujo en los tiempos en los que vivimos que parece que todos hemos nacido en el mundo de la prisa.
No te digo que intentaré hacer tu receta porque sé muy bien que no dispongo de los ingredientes necesarios, es decir, de los rokones. Que es algo que tengo la desgracia de no haber comido nunca elaborado como tu indicas, en fin, que puedo olvidarme del tema.
De la mezcla del azucar con el sabor salado, se lo he oído decir a mi madre muchas veces. Y, algunas veces, yo lo recuerdo y añado una pizca de sal en lo dulce y es cierto que tiene o le deja un sabor muy especial.
Me has hecho un comentario sobre el jengibre y es curioso que siempre hago lo mismo, me preparo una tisana, las paso moradas -porque pica y me produce molestias digestivas- pero es mano de santo para aliviar molestias musculares. Inexorablemente, termino tirándolo a la basura y, como habrás visto, haciéndole fotos.
En cuanto a las fotografías, la verdad, no debiera publicarlas dentro de mis textos pero las hago en tal cantidad...que termino siempre publicando algunas. Es otra cosa que hay que perdonarme. Con las fotos hay dos salidas: una, escribir algo que guarde relación con la foto; dos, seleccionar un escrito y luego hacer fotos que guarden relación. Eso es muy complicado y esta abuelita no quiere complicarse la vida. La página que dedico a fotografías que es "El rincón del gato irónico" es lo que tengo más abandonado. Me parece que voy a publicar una sola foto, si fuera posible, todos los días y añaddir una historia o comentario. La verdad, no veo el momento.
Perdona parece que hoy te toca aguantarme que solo hable de mis cosas. Ya me callo.
Nos espera una tremenda ola de frío. ¿Cómo pasas el invierno? ¿Tienes oportunidades de salir? Te reunes para jugar a las cartas o para charlar con tus amigos, supongo. También el ordenador y escribir y otras muchas cosas que a mi no se me ocurre que se podrán hacer en el medio rural. Salir de casa, respirar ese aire puro, sentir la vida tan cerca porque la naturaleza sale a tu encuentro en cuanto cruzas del humbral de tu puerta. Las relaciones humanas serán también de proximidad. No sé, si te apetece me cuentas o nos escribes un post contándonos como se vive en tu pueblo. Sería un deleite leerlo porque al hacerlo en tu lengua transmites unas palabras tan vívidas que se convierten en imágenes de una intensa vida.
Esperando con interés que vuelvas pronto a compartir con todos sus encantadores relatos, te manda un inmenso abrazo Franziska
Aí Bea, pero que queres que me aproveite se non deixaches nada e! Pois nada iso debe ser bocato di cardenali. Coa pinta que que ten, e tal como o contas... Vaia que se abre un apetito louco.
ResponderEliminarBen pois agora voume a tomar unha tortilla que aínda teño que facer.
Unha aperta ben grande, e gracias por o teu ben facer. Un bico.
Esto si que es exquisita cocina gallega. Autentica gastronomía de Galicia, Para estos días de tanto frío por todo el territorio español. Los roxóns que buenos son con un trozo de pan o como guarnición acompañado con grelos, patatas. carne de ternera, garbanzos, acelgas... La fotografía es es muy bonita Bea, con ese estilo que siempre has tenido y sigues guardando en ti tan bueno, en elaboración de la buena comida con la cocina de leña. Muy buena idea de dar la receta. Espero más manjares de tu cocina con las manos en la masa.
ResponderEliminarUn brazo muy grande.
Que pinta, más rica... Al final nos provocas visualizando el plato de patatas y los roxóns. Creo no haberlo visto el día 21 de enero. Lo que si se es que se me hace la boca-agua. Aiiixxx. Esas manos en la masa hacen cada menú... Que huele que alimenta.
ResponderEliminarUn abrazo bien grande.
Deve ser gostoso.
ResponderEliminarBom começo de mês.
Abraços.