Restauré mi casa y decidí quedarme a vivir aquí donde nací. Luego, la casa me quedó tan bonita que pensé, por qué no compartirla con otra gente? Y cómo? Casualmente vi un anuncio en una revista, en la sala de espera de algún centro de salud, me llamó la atención y dije: aquí está! Simplemente con registrarme pondría mi casa a disposición de otras personas viajeras que quisieran parar aquí. Como mi casa, que mis padres me han dejado, había estado dedicada a una actividad un poco turística de aquella época, (comía y dormía gente, era taberna, tienda......pues me rondaba a mi la idea aquella de volver a los viejos tiempos, ahora que mi jubilación estaba recién estrenada. Tendría algo qué hacer, podría practicar idiomas, relacionarme con personas de distintos países....y sobre todo, mantener la casa "aireada".
Hice lo que indicaba el anuncio y los resultados no tardaron en manifestarse en forma de peticiones para alojarse,
Algunas personas que hacen el Camino Primitivo han pasado ya por mi casa, a través de www.airbnb.es y eran de lugares increíbles de lejanos, como Nueva Zelanda, Australia, EEUU, Rusia......
Pero un día, cuando acudí a un Concierto en el Camino, en el Cádavo, escuché a unos peregrinos quejarse de la falta de plazas para alojarse en ese lugar, que tenían que ir al polideportivo, que está muy desprovisto de todo, y que algunos incluso continuaban hasta Castroverde, ocho extra quilómetros, para ver si encontraban un sitio dónde pasar la noche. Me dieron la idea de dejar unos anuncios de mi casa en algunos bares que hay antes del Cádavo. Debo confesar que los dejé sin la mas mínima esperanza de que fuesen tenidos en cuenta. Cuántas veces mostramos poca fé en lo que hacemos! Pues ayer, domingo, que llovía torrencialmente toda la tarde, recibí las primeras llamadas preguntándome por alojamiento. Eran dos mujeres parisinas y dos burgalesas.
Pasé a recogerlas al albergue, que estaba lleno, y las traje a mi casita. Me agradó tener tan inesperada compañía en una tarde de lluvia que me había hecho desistir de una tarde de playa.
Nos organizamos muy bien, como si nos conociésemos desde siempre y a las pocas horas compartíamos cena improvisada, con larga sobremesa de temas interesantes y de idiomas diversos, en esta cocina típica gallega donde la vida tiene lugar las veinticuatro horas del día! Poco menos, porque seria un buen sitio para dormir también.
A mis inquilinas les gustó mi casa y les pareció casi un palacio despues de los masificados albergues de habitaciones compartidas y mucho ruído. Aquí reinaba el silencio y se podía observar la lluvia de estrellas de San Lorenzo en una noche clara sin nubes.
Me levanté temprano para tenerles el desayuno preparado y no hacerlas demorar su inicio de etapa que les deparaba una larga caminata de casi treinta quilómetros hasta Lugo capital.
Nos despedimos con dedicatorias, piropos, agradecimientos, promesas y pienso que por una vez, vemos el lado "no económico" de nuestras acciones y decisiones cuando pesa mas la experiencia vivida que el coste de la misma.
Les deseo un BUEN CAMINO PRIMITIVO hasta dónde les lleve y me quedo con la sensación de que QUERER ES PODER!
UNHA DECISIÓN MOI ACERTADA..
ResponderEliminarUN APERTA , AMIGA..
¡Ola, Bea!!!
ResponderEliminarDéixanos unha fermosa e interesante entrada: como sabes xa fai tempo que non visito este máis que bonito recuncho.
Celebro a túa máxica idea de compartir ese teu precioso palacete.
Me parece que me quedo coa gana de facer unha visita o teu lar, ese lar que, so miralo na foto, xa me dou unha idea da serenidade e harmonía que se respira.
Ben, pois dicirche que estiven apartado un tempo do ordenador, por iso non te visitei, xa lles fixen unha visita a os pisos máis abaixo e gosto moito de lerte, tanto en textos coma poesía que se che da ben.
Ben xa falaremos, enviareiche un correo.
Un brazo grande e toda a miña estima.
Se moi -moi feliz.